Las viviendas giratorias ayudan a reducir el gasto energético, que actualmente se ha convertido en uno de los factores que condiciona la compra de una vivienda u otra. Es más, buena parte de las casas de nueva construcción incluyen sistemas de domótica que permiten conocer y controlar el gasto energético en el hogar. Como la instalación de sensores de presencia y temporizadores que controlan el encendido eléctrico del hogar. Además, estos dispositivos evitan fugas térmicas o aumentos de temperatura, ya que activan a distancia ventanas, persianas, cortinas, etc. A la vez, nos dicen dónde y en qué consumimos más energía, permitiendo corregir allá donde sea necesario. La automatización de cualquier estancia de la casa es básica para ahorrar en calefacción y refrigeración durante los meses más fríos/cálidos del año.
No obstante, y desde hace unos años, han irrumpido con fuerza las casas giratorias inteligentes, acordes con las últimas tendencias en sostenibilidad (reducción emisiones de CO2) y eficiencia energética. Veamos porqué.
Producir energía en lugar de gastarla
Una casa giratoria facilita el aprovechamiento de luz solar durante el máximo de horas posible y reduciendo, por ende, el consumo eléctrico. Sin embargo, la irrupción de las casas giratorias supone un concepto novedoso en el sector, ya que generan energía en lugar de gastarla. Algunas construcciones, en forma de heliotropo, poseen una estructura que les permite rotar siguiendo la dirección del sol. Sus paneles fotovoltaicos producen 6,6 kilovatios por hora, aunque eso no es todo. Cuentan con paneles térmicos solares que les proporcionan agua caliente además de aclimatar las estancias de la casa durante los meses más fríos del año.
La rotación del sistema de paneles funciona de manera independiente a la del resto de la vivienda, que recibirá más luz solar en invierno que en verano. El triple acristalamiento de la fachada las convierte en residencias aún más ecológicas y eficientes. Se calcula que estas casas producen cinco veces la electricidad que necesitan, convirtiéndose en “fábricas” de energía solar de última generación.
Rotar sobre sí mismas
Otras viviendas cuentan con un sistema de giro que les permite rotar sobre sí mismas en cualquier sentido y sin límite de vueltas, propulsadas por dos motores de bajo consumo. Este automatismo permite orientar cada una de las estancias de la residencia, captando la luz solar prácticamente “a medida”. El rango de temperaturas en el que opera este sistema de giro se sitúa entre -20 y +40º C. Estas construcciones disponen de un sistema de seguridad que paralizaría dicha rotación en el caso que se detectaran semejantes temperaturas. En cifras, este sistema de giro, además del empleo de materiales sostenibles posibilita un ahorro energético en kilovatios del 70% anual, además de una reducción de emisiones de CO2 del 68%.
Viviendas Girasol
Una variante de este tipo de viviendas giratorias son las conocidas como Girasol, construidas sobre un remolque y provistas de una plataforma circular a base de perfiles de acero y 28 soportes móviles (ruedas). Dos motores colocados en puntos opuestos hacen posible el movimiento apenas perceptible de esta residencia. El giro se controla a través de una tableta cuyo software se puede configurar en modo automático o manual.
Este sistema de giro hace que la vivienda resulte eficiente ya que se puede orientar la parte acristalada de la fachada, captando la luz solar, en función de la época del año (invierno o verano). Asimismo, los paneles fotovoltaicos de 10,5 kilovatios situados sobre la cubierta del garaje ayudan a suministrar electricidad y agua caliente durante todo el año.
Este tipo de viviendas inteligentes pueden ser la base del futuro de la edificación, por lo que las tendremos muy presentes a la hora de rebajar nuestro gasto en energía.