El aislamiento acústico de una casa depende de:
- La masa de los elementos con los que está construida (hormigón, ladrillo, cemento, pladur, vigas…)
- La disposición de esos elementos en capas: una disposición u otra de las capas aumenta el aislamiento.
- La utilización de materiales aislantes en la construcción (lana de roca, espuma de poliuretano…)
- Los agujeros en la construcción: El último factor es especialmente crucial. De nada sirve tener nuestras paredes recubiertas de materiales aislantes o las ventanas más herméticas del mercado si no cuidamos los pequeños agujeros por los que puede colarse el ruido. En este sentido, los agujeros de los enchufes o los de las lámparas de techo y pared son puntos vulnerables. La clave es que, por donde pasa el aire, pasa el sonido.
Los dos tipos de ruido a combatir
Existen dos tipos de ruido que debemos combatir si queremos mejorar el aislamiento acústico de nuestro hogar:
- Los ruidos que se transmiten por el aire: son los ruidos más fáciles de atenuar ya que no es necesaria una gran reforma.
- Los ruidos que se transmiten por la estructura del edificio: es más complicado combatirlos porque dependen de cómo esté construida nuestra casa y con qué materiales. A veces es necesario hacer reformas para eliminarlos.