El calefactor eléctrico puede ser nuestro pequeño-gran aliado para caldear la temperatura en habitaciones no muy grandes, por ejemplo, la cocina, el dormitorio o el baño. Tienen la ventaja de que son muy manejables y te los puedes llevar a cualquier sitio ya que su tamaño y peso suele ser bastante reducido. Y lo mejor de todo es que no requieren ningún tipo de instalación, basta con enchufarlos a la red eléctrica para que empiecen a cumplir su función: desprender aire caliente.
Además, suelen incluir varias posiciones de potencia para adecuarse a las necesidades caloríficas de cada estancia y de las diferentes épocas del año y zonas geográficas.
Al ser eléctricos no requieren de ningún combustible, no precisan ningún mantenimiento ni revisión especial y no emanan gases contaminantes ni precisan salida de humos.
Su contra principal es que el aire que expulsan es casi instantáneo y dura poco tiempo en el ambiente. Una vez que lo desenfuchas de la luz, la estancia se vuelve a enfriar rápidamente. Por eso en los lugares muy fríos se suele utilizar como refuerzo de la calefacción. Aunque si se trata de un sitio templado podría usarse de forma aislada. Otro inconveniente que tienen es que conllevan un gasto energético considerable pues consumen un vatio de energía eléctrica por cada vatio de calefacción que producen. Y, como decíamos, no conservan el calor así que para que éste se mantenga tienen que estar funcionando ininterrumpidamente.
Dentro de los calefactores eléctricos, los cerámicos son los más duraderos. Incluyen una resistencia cerámica que aguanta bien el calor y consume menos energía que los convencionales, además resecan menos el ambiente.
¿Qué potencia necesito?
Para que te hagas una idea aproximada de la potencia ideal a la que debes poner tu calefactor eléctrico, para un techo de una altura de 2,5 m en una habitación bien aislada serían suficientes 80 W por m2. Y 100 W si el nivel de aislamiento es medio. Según este cálculo, para una habitación de 15 m2 bien aislada necesitarías una potencia de entre 1200 y 1500 W. Y así sucesivamente.
Eso sí, ten en cuenta que esto es sólo un punto de referencia para calcular los watios, también habrá que tener en cuenta el nivel real de aislamiento de la estancia (por ejemplo si cuenta con unas buenas ventanas aislantes), nuestra zona geográfica y la superficie acristalada de cada habitación.