Lo primero de todo tienes que decidirte por el tipo de aroma, la identidad de tu hogar es algo muy personal y mientras que hay personas que buscan un olor que les relaje, otros necesitan justo lo contrario: energía y motivación; ¿a qué grupo perteneces? Si eres del primero fragancias como la rosa, la lavanda, la manzanilla o el jazmín son buenas opciones. Y si formas parte del segundo los cítricos o el romero son fuertes candidatos.
–Saquitos olorosos: Nuestra opción favorita. Es adaptable a todas las épocas, sencillo de elaborar por ti mismo y con un resultado muy resultón y eficaz. Y cuando te canses haces otro y listo. En tan solo tres pasos puedes hacer tu propio saquito oloroso:
- Puedes comprar ya preparado el saco o aprovechar trozos de tela que tengas y crear tu bolsita.
- Una vez que lo tengas listo solo faltará llenarlo con las especias como la canela (especialmente recomendable para los nostálgicos de los ricos postres de abuela), pétalos, piedras y gránulos aromáticos, granos de café (muy recomendable para los amantes de esta bebida y para las viviendas con fumadores, pues el café absorbe este olor), cachos de cáscaras de naranja, limón…
- Por último coge un hilo, cuerda o lazo y átalo para que no se escape su interior y coloca tu ambientador en la sala en la que quieras que su olor haga efecto y… ¡a disfrutar del aroma!
– Con los humidificadores de los radiadores de tu casa. Si los tienes y los usas normalmente, prueba a poner al agua unas gotas de tu suavizante favorito y ya tendrás tu ambientador listo.
– Piezas de jabón que sirven de ambientador: coges una pieza y la metes, bien directamente o bien dentro de un saquito aplicando el proceso que acabamos de ver, entre tu ropa y todo el cajón olerá.
– Además, otra opción es si te haces con incienso o velas aromáticas, también éstas te pueden servir como prácticos ambientadores.