El césped artificial es un elemento perfecto no solo para grandes jardines, sino también para decorar pequeñas zonas de exterior, como balcones y terrazas, de una forma económica y sin demasiadas complicaciones. Eso sí, es importante disponer de un espacio lo suficientemente grande para poder instalarlo. El césped artificial o sintético se vende en rollos o al corte, pudiéndose adaptar con facilidad a las medidas del espacio donde lo quieras instalar.
Aunque los elementos naturales aportan frescura y estilo a cualquier ambiente, lo cierto es que el césped artificial cuenta con varias ventajas que lo convierten en una alternativa muy interesante. Desde Vivienda Saludable te contamos cuáles son sus pros, pero también sus contras.
Con el césped artificial se ahorra agua
– Supone un importante ahorro de agua: el césped artificial no necesita tanta agua para mantenerse verde, lo que significa un descenso en el consumo. Eso sí, también hay que regarlo. Una vez al mes o cada dos meses sería suficiente – para mantenerlo limpio también- y en verano, lo podemos hacer más frecuentemente, ya de este modo conseguiremos bajar la temperatura.
– Requiere un bajo mantenimiento: sobre todo, si lo comparas con el césped natural. No es necesario regarlo tanto, cortarlo, ni fertilizarlo, lo que supone un ahorro de tiempo.
– Luce un aspecto siempre verde: durante todo el año, sin importar las condiciones climáticas.
– Tiene una gran durabilidad: este tipo de césped es resistente al desgaste, no se mancha y es capaz de soportar el tráfico constante, lo que lo hace ideal para áreas de mucho uso, como patios o áreas de juego.
– Está libre de productos químicos: ya que no requiere el uso de pesticidas, herbicidas ni fertilizantes, lo que lo convierte en una opción más segura para niños y mascotas, por ejemplo.
Contras: el césped artificial es más caro y menos ecológico
- Mayor costo inicial: el césped artificial puede ser más caro que el césped natural en términos de costo de instalación y materiales.
- Sensación menos natural: aunque el césped artificial ha mejorado mucho en términos de apariencia, todavía puede tener una sensación menos natural que el césped real. De hecho, no hay que olvidarse que se trata de un plástico.
- Más calor en climas cálidos: absorbe más calor que el césped natural lo que supone que, en climas cálidos o soleados, puede calentarse más.
- Tiene un drenaje limitado: el césped artificial puede tener un drenaje limitado en comparación con el césped natural, lo que puede resultar en acumulación de agua en áreas con mal drenaje.
- No es particularmente eco-friendly: el césped artificial no puede reemplazar las cualidades del césped natural porque este está vivo y libera oxígeno mientras crece. Dado que el césped artificial es plástico, no es biodegradable y terminará en un vertedero.
Si te decides a poner césped artificial te recomendamos que prestes atención a tres aspectos clave:
- La base. El césped artificial está formado por dos partes, la parte superior que simula al césped natural, y la base, donde van cosidas las fibras. Dicha base puede ser de dos tipos de material: látex (idóneas para climas templados o zonas de poco tránsito) o poliuretano, más resistente a los cambios de temperatura y al uso más intenso.
- La altura: que depende del uso y del presupuesto ya que, a mayor altura, mayor precio. Las medidas de 20 y 30 milímetros y de 30 a 40 mm permiten un uso intensivo. Según los expertos, la medida de 40 mm en adelante es el tipo más natural y confortable.
- El color: es mejor que haya una buena mezcla de tonos verdosos, ya que si es monocolor se nota demasiado que es artificial.
A priori el césped artificial ofrece muchas ventajas en términos de bajo mantenimiento, ahorro de agua y un aspecto siempre verde. Sin embargo, hay que tener en cuenta también su coste, posibles problemas de drenaje y desgaste con el tiempo. Es importante considerar tus necesidades y preferencias personales antes de tomar una decisión.