Ya sea por falta de tiempo o de organización, las puertas se han convertido en las grandes olvidadas de nuestra vivienda. Invertimos tiempo en elegir las que consideramos más adecuadas por razones estéticas o de seguridad, pero luego pueden pasar los días y las semanas sin que les hagamos un repaso para comprobar que están limpias o que no tienen ningún desperfecto.
Si queremos que su aspecto sea el mejor posible, lo ideal es repasar todas las puertas de casa a menudo con un paño de microfibra para quitarles el polvo y la suciedad que se adhieren con el uso diario. Los expertos recomiendan, no obstante, que se haga una limpieza a fondo cada dos semanas.
Otra de las cosas a tener en cuenta es que no todas las partes de una puerta son iguales y cada una requiere de unos cuidados y productos más específicos. Por ejemplo, las manillas, pomos y picaportes son los grandes olvidados y los más importantes. Y es que éstos son los que más gérmenes y bacterias contienen, ya que son las partes con las que tenemos más contacto.
No hace mucho tiempo, cuando vivíamos los momentos más duros de la pandemia del coronavirus desinfectábamos prácticamente cada superficie que íbamos a tocar. Ahora bien, no se trata de limpiarla cada vez que abramos o cerremos nuestras puertas, pero si de tener cierta frecuencia para higienizar esa zona. Lo podemos hacer con una mezcla de agua tibia, jabón o incluso unas gotas de producto de lavavajillas. Si quieres hacer una desinfección a fondo también se puede usar vinagre blanco.
Por otro lado, las bisagras han de estar en buen estado para que funcionen adecuadamente y no hagan esos molestos ruidos al abrir o cerrar. Para ello, conviene quitarles el polvo de vez en cuando y engrásalas con un aceite lubricante específico.
Cómo limpiar las puertas según su material
En la actualidad, existe una gran variedad de materiales para confeccionar una puerta y cada uno de ellos requiere de productos de limpieza adecuados que no les dañen. Desde Vivienda Saludable repasamos algunas:
- De madera sin tratar: después de retirar el polvo con un plumero, elimina las manchas con una disolución de amoníaco y agua y pasa un paño de microfibra limpio semihúmedo para retirar los restos de detergente.
- De madera tratada: frota la superficie con un poco de detergente suave mezclado con agua caliente. Al terminar, asegúrate de enjuagarla y quitar todo el residuo jabonoso también con agua caliente.
- De PVC: se trata de un material aislante, resistente y que requiere de un mantenimiento mínimo, muy elegido en puertas balconeras o grandes correderas de acceso a terraza. Nos bastará con pasarle una bayeta con agua y jabón neutro para mantener siempre las puertas como nuevas.
- Puertas lacadas: tras quitar el polvo, pasa un paño húmedo con jabón neutro y evita usar un estropajo o productos que resulten abrasivos para este material.
- De metal: utiliza una mezcla de agua y un producto jabonoso recomendado para puertas de este tipo.
- Puerta con ventanas de cristal: ya que el polvo se acumula en los recovecos o las molduras, se puede usar un aspirador de mano, un cepillo o una brocha dependiendo del tamaño. Para los cristales, mejor un producto específico.
Uno de los errores más comunes a la hora de limpiar las puertas de nuestra casa es no secarlas a continuación. La humedad es uno de los grandes enemigos, especialmente para la madera, ya que pueda causar grietas o perder su brillo natural. Así que no hay que olvidarse de pasar un paño seco para quitarles cualquier resto de humedad. Y como truco extra, puedes limpiar la mirilla de la puerta de entrada con un bastoncillo de algodón empapado en limpiacristales.