Ventajas de las ventanas correderas
- No hay invasión del espacio interior: no importa lo que tengamos debajo o delante de la ventana, ésta podrá abrirse sin tener que retirar nada ni quitarnos libertad de movimiento en la habitación.
- Seguridad: al no haber hojas abiertas hacia dentro, no hay picos con los que darse en la cabeza.
- ¡Vistas, vistas, vistas! En muchas ocasiones, la vista se puede ver “engorronada” con los perfiles de las carpinterías abatibles, mientras que las correderas llegan a tamaños de hoja mayores con más porcentaje de vidrio.
Inconvenientes de las ventanas correderas
- No se puede abrir todo el hueco: al menos la mitad de la ventana estará siempre cubierta por cristal.
- Son menos eficientes que las abatibles: al tener juntas de cepillo, la hermeticidad nunca es la misma que la de las ventanas de apertura abatible.
- Bajo aislamiento acústico: por la misma razón que lo anterior, la entrada de ruidos desde el exterior será mayor.
- Limpieza más difícil: para limpiar el cristal, hay que sacar el brazo por fuera, por lo que tenemos menos facilidad de movimientos. Además, por normativa, se limita la medida máxima de paño basado en este tema de la limpieza, por lo que la compartimentación de la ventana ya no es decisión nuestra.
Aprende a elegir una ventana corredera saludable
Fíjate en la transmitancia térmica U (cuanto más baja mejor): este valor habla de la cantidad de calor que pasa a través de la ventana. Lo óptimo es ir a ventanas alrededor de 1,8 W/m²K, un valor que deja atrás a muchas carpinterías abatibles y por supuesto correderas, y que se encuentra por precios perfectamente accesibles.
La clase de permeabilidad al aire nos está hablando de la hermeticidad, y aunque siempre va a ser peor que la de una buena abatible, hay correderas en el mercado muy competitivas, como la PremiLine de KÖMMERLING, y que no están nada mal de estanqueidad: busca la clase 3 y notarás la diferencia con una corredera de clases más bajas.