En Vivienda Saludable queremos contarte cómo mejorar el aislamiento de la cocina. Preparar la comida, ordenar vasos y cubiertos, limpiar los cacharros… son algunas de las actividades que realizamos más frecuentemente en este espacio y que más ruido y olores generan. Partiendo de que son situaciones que tenemos que hacer casi a diario, sí que es bastante sencillo minimizar el impacto en el resto de la casa.
Mejorar el aislamiento de la cocina
Aislamiento térmico
Es clave para, por un lado, no pasar ni tanto frío ni tanto calor en la cocina dependiendo de la estación. Y, por otro lado, para minimizar la perdida de energía que emiten todos nuestros electrodomésticos. Para ello podemos:
- Renovar las ventanas, ya que son uno de los puntos que más contribuyen a la perdida de calor. Las ventanas de PVC con doble acristalamiento y cámara de aire son la opción más recomendable ya que el PVC – por su naturaleza, resistencia y durabilidad- es uno de los materiales más aislantes tanto para el frío como para el calor.
- Reforzar las paredes: tanto las que dan al exterior como las interiores. Existen diferentes tipos de materiales aislantes, por ejemplo, los paneles de poliuretano especiales para recubrir paredes, que no solo mejoran el aislamiento térmico, sino también el acústico. Si te surgen dudas, lo mejor es confiar en un profesional que nos asesore sobre cuál es la opción más adecuada y duradera.
- Alfombras para el suelo: también se pueden colocar en la cocina, como por ejemplo, las alfombras vinílicas que son más fáciles de limpiar y más resistentes a las manchas.
Minimizar la presencia y transmisión de olores
Ya que sabemos que evitarlos es imposible.
- Ventilar es la clave: procura abrir bien las ventanas y ventilar la cocina durante y después del cocinado.
- Limpia de inmediato: cuando termines de cocinar, es recomendable limpiar al instante. Primero porque se ahorra tiempo y nos olvidamos de limpiar más tarde; y segundo porque evitamos que los malos olores se impregnen en la cocina.
- Una buena campana extractora: merece la pena invertir en un modelo que nos ofrezca garantías y evite que los olores de los guisos vayan inundando toda la casa.
- Tapa los desagües: los malos olores en las cocinas abiertas no siempre tienen que estar relacionados con el cocinado. Las tuberías también pueden provocar aromas desagradables, por lo que te recomendamos que compruebes que funcionan correctamente y que tapes los orificios de los desagües.
Evitar la transmisión de los ruidos
- Atención a los electrodomésticos: los fabricantes se esfuerzan, en la actualidad, en sacar nuevos modelos que no generen ruido y no gasten mucha energía. Por ejemplo, en el mercado existen toda clase de modelos de frigoríficos que reducen el ruido y el sistema no-frost es uno de los protagonistas para ayudar a evitarlo. También hay que tener en cuenta que debemos respetar una distancia mínima entre la nevera y la pared, ya que dejando circular el aire libremente por el motor de la nevera se consigue que no sufra a la hora de enfriar y no haga ruido. Una campana extractora silenciosa es una de las claves para reducir el ruido en la cocina. Es bueno fijarse que en las características técnicas ponga que no excede de 70dB de ruido a máxima potencia.
- Amortiguar el ruido de cajones: para evitar el sonido de abrir y cerrar puertas y armarios de la cocina, muchas veces con prisa y poco cuidado, existen sistemas de guías, bisagras y sistemas elevables con amortiguación. También podemos minimizar el ruido de los muebles poniéndoles protección “almohadillas” en sus patas.
- Acondicionar el espacio mediante puertas aislantes o paneles y materiales absorbentes para separar el ruido entre diferentes ambientes. Es muy importante invertir en una puerta de calidad y evitar las puertas huecas porque, aunque sean más económicas, dejan pasar todos los sonidos.
Confiamos en que, con estos sencillos consejos, puedas minimizar el impacto y transmisión de ruidos y olores de la cocina al resto de la casa, y que tu vivienda gane en salud y confort.