Desde hace algún tiempo el concepto de eficiencia energética está mucho más presente en nuestro día a día, no solo por razones económicas -y más en los últimos meses- ya que implica un importante ahorro, sino también porque representa una apuesta por un futuro más sostenible, que es algo con lo que en Vivienda Saludable estamos muy comprometidos.
La eficiencia energética se traduce en una optimización del consumo de energía, de manera que nos permita alcanzar mejores niveles de confort en el interior de la vivienda y, a la larga, repercuta en nuestra calidad de vida.
Para lograr un equilibrio entre un consumo de energía y el uso de los servicios básicos que necesitamos, os animamos a seguir los siguientes consejos:
- Revisa el aislamiento de tu hogar: para evitar cualquier infiltración de aire no deseada, es importante que haya un buen aislamiento, lo que permite mantener una temperatura confortable sin necesidad de utilizar la calefacción o aire acondicionado de forma excesiva. ¿Cómo se consigue? Uno de los elementos clave es contar con ventanas de altas prestaciones térmicas, como las que se fabrican con sistemas Kömmerling, que permiten reducir las pérdidas energética de la vivienda hasta en un 70%.
- Optimiza el gasto eléctrico: además de apostar siempre por la iluminación natural, existen dispositivos electrónicos (Dimmer) que permiten regular la intensidad de la luz emitida por las lámparas, con el objetivo de adecuar la iluminación a las necesidades de cada momento. Sustituye las bombillas tradicionales por unas LED, ya que consumen menos energía que las bombillas incandescentes, duran mucho más tiempo y dan menos calor. Incluso pequeños gestos, como limpiar periódicamente el polvo de las lámparas también ayuda, pues su acumulación bloquea la luz. También se puede instalar un termostato programable, que tiene la capacidad de configurarse para que apague o reduzca de forma automática la calefacción o la climatización mientras dormimos o estamos fuera de casa, por ejemplo.
- Haz un uso inteligente de los electrodomésticos: por ejemplo, utiliza la lavadora y secadora de manera eficiente, asegúrate de llenarla completamente antes de usarla, utiliza ciclos cortos y programas de agua fría siempre que sea posible. Desenchufa los electrodomésticos cuando no los estés usando, ya que el modo stand by continúa consumiendo energía. Hacer un buen mantenimiento de aparatos como la aspiradora también suma. Si los filtros están muy sucios y los depósitos de polvo y basura saturados, el motor trabaja sobrecargado, reduciendo su vida útil. Y si vas a renovar algún electrodoméstico de casa, busca aquellos que sean eficientes en términos de energía, la etiqueta energética te ayudará.
- Stop al derroche de agua: puedes instalar un nuevo cabezal de ducha que regule el caudal del agua, de modo que pueda ahorrar hasta el 50% (suministrando 5 litros por minuto). También existen boquillas ahorradoras que se pueden colocar en los grifos de la cocina y del baño y reducen el consumo de agua en un 30-50% aproximadamente. Cambiar los grifos independientes de agua fría y caliente por un monomando reduce considerablemente el consumo y en el WC, los sistemas de doble pulsador o descarga parcial en las cisternas ahorran una gran cantidad de agua.
- Realiza un uso óptimo de la caldera: si dispones de caldera individual de agua intenta regular la temperatura del agua en función de la estación del año. Con una menor temperatura en los meses más calurosos obtenemos los mismos resultados y ganamos mucho en eficiencia energética.
- Apuesta por las energías renovables: si tienes la oportunidad, instalar paneles solares en tu hogar puede ser una excelente manera de reducir tu consumo de energía y ahorrar dinero en tu factura de electricidad.
Poniendo en práctica pequeños hábitos se pueden conseguir grandes cambios en materia de sostenibilidad y reducción del gasto, y es que -según los expertos- una vivienda con una buena eficiencia energética permite ahorrar un 40% en energía.