Adquirir un nuevo electrodoméstico para nuestra casa es siempre una compra importante, primero por el desembolso económico que supone y, segundo, porque son elementos de los que ya no podemos prescindir en nuestra cocina, ya sea el microondas, la lavadora o el lavaplatos. Ante toda la variedad de modelos que hay y toda la información que nos puede llegar -tanto online como offline- conviene pararse a pensar un momento, comparar alternativas y luego decidirse. En este sentido, siempre que vayamos a comprar un electrodoméstico dentro de la Unión Europea, nos encontramos con el sistema de etiquetado energético, que entre cosas, nos ayuda a distinguir con facilidad cuáles son los modelos más eficientes.
Como en los últimos años, las prestaciones de los electrodomésticos han ido mejorando notablemente, la Unión Europea ha decidido revisar el etiquetado de los electrodomésticos, para reflejar de forma mucho más clara información básica tanto para ayudar a controlar el gasto energético –algo fundamental con la factura de la luz, como para intentar no dañar tanto al medio ambiente (emisiones de CO2, etc.).
El nuevo etiquetado energético entró en vigor el año pasado, sin embargo, no ha sido hasta diciembre cuando se ha convertido en obligatorio para todos los modelos que vayan a ser vendidos a partir de entonces. Esto implica que, a partir de esta fecha, no pueden ponerse a la venta electrodomésticos que solo tengan la antigua etiqueta.
Frigoríficos, incluidas las vinotecas, lavavajillas, lavadoras y secadoras, pantallas electrónicas, pantallas de TV, monitores y fuentes de iluminación (incluyendo luces LED) son los productos que deben llevar esta nueva etiqueta energética, que desde Vivienda Saludable te queremos ayudar a entender.
Características de la nueva etiqueta energética
Disponen de un código QR
Permite a los consumidores obtener más información sobre el aparato (datos y características de cada modelo) simplemente escaneándolo con su teléfono inteligente. Este código, en la esquina superior derecha de la etiqueta, te permite acceder a una base de datos gestionada directamente por la Unión Europea, en la que se encuentran las fichas de todos los electrodomésticos sometidos a estos cambios. También se puede acceder a ella a través de Internet.
Nueva escala energética
Va de las letras A a la G, sin más clases ‘+’. Continua la escala de colores del verde al rojo, pero la principal diferencia es que se han eliminado las clases A+, A++ y A+++ que resultaban confusas y los requisitos para pertenecer a cada clase son ahora más estrictos, por lo que no hay de momento en el mercado productos que pertenezcan a las clases superiores A o B. Con la nueva escala, muchos electrodomésticos han pasado a ocupar un puesto más bajo que con la nueva.
Consumo energético específico para cada producto
Los frigoríficos, por ejemplo, incluirán su consumo anual; los lavavajillas, lavadoras y secadoras informan del consumo a los 100 ciclos; mientras que el consumo de monitores y bombillas se refiere a sus horas de uso, concretamente 1.000 horas.
Pictogramas
Indican el rendimiento y las características del producto. Facilitan datos como el volumen o la capacidad del electrodoméstico en cuestión expresado en litros, la duración del programa ecológico, el ruido que emite medidos en decibelios, y la clase de emisión de ruido en una escala de la A a la D.
El nuevo etiquetado aporta un criterio mucho más razonable a la hora de clasificar electrodomésticos en función de su eficiencia energética y sostenibilidad. Aun así quedan pasos por dar, por ejemplo, está en proyecto el diseño de una etiqueta que desvele fácilmente el llamado índice de reparabilidad de un electrodoméstico. Además, todavía quedan otros electrodomésticos, como la aspiradora o el aire acondicionado, cuya etiqueta está en proceso de cambios.