Vivienda Saludable

Las casas pasivas: confort y ahorro energético

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Últimamente, y especialmente en el campo de la sostenibilidad, surgen constantemente términos nuevos cuyo significado no termina de quedar claro. Hoy vamos a desgranar uno de ellos, que nos parece muy interesante y esperamos que se oiga cada vez más, para que deje de ser un misterio: la casa pasiva o “passive house”.

¿Qué es una casa pasiva?

El famoso nombre de casa pasiva corresponde a aquéllas viviendas diseñadas con una serie de estrategias arquitectónicas para garantizar el mayor nivel de confort interior posible con la menor demanda energética. Se llaman así porque estas estrategias de diseño son pasivas, es decir, que no se encienden o apagan, simplemente actúan por el hecho de estar incorporadas.

Estas casas se caracterizan por contar con:

Hoy en día, el PassivHaus Institut está en Alemania y establece una serie de exigencias para obtener el reconocimiento de las casas. La más importante de ellas es que el consumo calorífico para calefacción y refrigeración no puede superar los 15kWh/m² al año.

Es importante darse cuenta de que viviendas de este tipo se encuentran repartidas por todo el mundo, principalmente en Alemania, Austria, Suiza, los países escandinavos y Estados Unidos.  Esto quiere decir que estos valores tan bajos de consumo se pueden conseguir incluso en climas mucho más duros que el nuestro.

Para que las medidas pasivas funcionen como es debido, es imprescindible que el diseño de cada vivienda se adapte estrictamente al clima en que se construirá, siendo inútil trasladar un proyecto entre países con climas diferentes.

 

¿En qué se diferencia mi casa de una casa pasiva?

Evidentemente, esto depende de cómo sea la casa de cada uno. Sin embargo, múltiples estudios demuestran que el 80% de los edificios residenciales que existen ahora mismo fueron construidos entre 1940 y 2005. Aunque no todos son iguales, podemos calcular algunos datos de manera orientativa.

¿Es más caro construir una vivienda pasiva?

En este punto las opiniones difieren. Hay quien piensa que con un buen diseño y gestión por parte del arquitecto se puede llegar a minimizar mucho la diferencia de presupuesto, y hay quien se decanta por que el aumento de precio puede ir de un 10 hasta un 30% del coste total.

Este factor, en realidad, depende de con qué se esté comparando. Cualquiera de nosotros que emprende la aventura de hacerse una casa de cero, aunque no intentáramos voluntariamente que fuese pasiva, sí que nos preocuparíamos de tener unos buenos materiales que vayan a durar el mayor tiempo posible, y que nos den unas garantías de seguridad y reducción de la factura. Comparada con una vivienda diseñada con un poco de mimo, la casa pasiva supone unos centímetros más de aislamiento en la envolvente y la instalación de un sistema de ventilación. Esto, verdaderamente, no significa un aumento de precio tan alto.

¿Por qué merece la pena invertir en una casa pasiva?

Como hemos visto, el objetivo de la casa pasiva es a partes iguales reducir la necesidad de energía y aumentar el confort interior. Ambas son cosas que deberían preocuparnos a todos pues la vivienda es donde crecen nuestras familias y condiciona, en gran medida, nuestra calidad de vida.

No hay que alarmarse, para los edificios ya construidos las exigencias siempre serán menores porque son casos más complicados que la obra nueva. Sin embargo, no está de más tener en mente que ese el futuro de nuestras viviendas a no tan largo plazo, tanto para al que le parece bien como al que le parece mal.

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