Y es que hoy en día, bien porque nuestra empresa ha comenzado a desarrollar el “teletrabajo” o bien porque has creado tu propio negocio, es una realidad que cada día se trabaja más desde casa. Y esto nos lleva a… ¡crear nuestro propio lugar de trabajo en nuestro hogar!
Tiene muchas ventajas. Por ejemplo: todo el tiempo extra y ahorro de dinero que tendrás al no tenerte que desplazar hasta tu oficina, madrugarás menos, no tendrás que comer fuera de casa y eso tu salud y tu bolsillo te lo agradecerán, tendrás mayor flexibilidad horaria. Pero, ojo, debes organizarte ya que no tener a tu jefe cerca puede hacer que te relajes…
Pero, eso sí, para poder conformar tu espacio de trabajo es indispensable que cuentes con una vivienda preparada para ello. Hagamos un repaso rápido de algunos puntos básicos que no puedes olvidar:
- Aislamiento térmico y acústico, favorecerán que no estés incómodo o te distraigas por culpa del frío o de los ruidos del vecinos.
- Iluminación. Es vital contar con una buena iluminación (a ser posible natural) ya que si no nuestra vista nos pasará factura.
- Instalaciones eléctricas adecuadas, buena velocidad de Internet, etc.
Una vez visto esto, podemos pasar a la segunda parte: la decoración. Aquí entra en juego la imaginación y la funcionalidad. Elige colores pastel y muebles en los que puedas guardar todo tu material de trabajo de forma ordenada. No olvides que no deja de ser trabajo, aunque siempre juega a tu favor estar en tu propia casa. ¿Qué es lo indispensable para ti? Para mí es esencial una buena silla y, cómo no, una agenda (ya sea tradicional o electrónica). Y tú, ¿qué estilo y elementos pondrías en tu despacho en casa?
Y ya por último, un consejillo: separa trabajo y vida personal. Así que cuando acabe tu jornada laboral nada de seguir pensando en el trabajo o volviendo a la oficina: te toca descansar y disfrutar de los tuyos.