La ardua tarea de hacerte con la correcta placa de cocina: que cumpla con tus expectativas, que sea fácil de limpiar, su precio, el tipo de fuente de energía o que cuadre con el estilo de la cocina y entre en el hueco disponible. Te ayudamos a elegir uno de los protagonistas indiscutibles de tu cocina.
Placas de gas
Muchos son los que prefieren las tradicionales placas de gas, y es que un buen plato cocinado a fuego lento estará para chuparse los dedos. Esto se debe principalmente a que tú controlas realmente el fuego y su calor. Además, son el único tipo que tiene llama visible y suelen estar compuestas por diferentes fuegos con diferentes tamaños y potencias. Y para los más atrevidos, una cosa más, las cocinas a gas son también ideales para cocinar al estilo Wok.
Otra ventaja de este tipo de cocinas es que es válido cualquier tipo de recipiente (obviamente no plásticos u otros materiales susceptibles al fuego).
Uno de los aspectos fundamentales de su popularidad es que son más baratas, pero esto tiene una lectura negativa debido a que también son menos ecológicas y eficientes. Mas su mayor inconveniente es la seguridad, ya que se corre, entre otros, el riesgo de quemarse. Además, otro de sus peligros es dejarse el gas abierto, si bien es cierto que ya hay en el mercado modelos que incluyen válvulas de apagado automático del gas para cuando la llama se apaga, para evitar accidentes.
Otra de sus desventajas está en la limpieza, mucho más complicada que en el resto de placas.
Placas vitrocerámicas
Uno de los aspectos que la hacen tan atractiva es su eficiencia, ya que el calor se transmite de forma uniforme y vertical, es decir, de abajo hacia arriba y no en horizontal. La fácil limpieza es una de las principales causas de su éxito. Además, no se corre el peligro de que se vuelque el recipiente ya que la superficie de este tipo de placas es lisa y es adecuada para resistir bastante peso. Presentan diferentes tamaños y fuegos para todas las necesidades.
Son seguras, puesto que el calor solamente actúa sobre la zona del quemador y cuentan con una serie de avisos de colores (normalmente en color rojo) que avisan de que la placa está caliente.
Su principal hándicap está en que los recipientes que se usen tienen que tener la base plana para evitar que no se haga bien la comida. Y bueno, el precio es otro de los aspectos negativos, puesto que son más caras que otros tipos de cocina, eso sí, el coste se acaba amortizando.
Y atención porque no todas las “vitros” son iguales aunque tengan la misma estética en función de sus elementos caloríficos hablamos de diferentes tipos:
- Vitrocerámicas radiantes: En las que el calor se produce mediante resistencias metálicas, son las más baratas dentro de este ámbito pero también las menos usadas por su poca efectividad.
- Vitrocerámicas “Hi-light” o rápidas: En este tipo el calor se genera por resistencias onduladas más rápidas que las espirales de las radiantes.
- Vitrocerámicas halógenas: El calor se genera gracias unas eficientes luces halógenas (de ahí su denominación). Son mucho más caras por lo que se suelen combinar con las de tipo “hi-light”.
- Vitrocerámicas de inducción: Dada su importancia actual las vemos en el siguiente apartado.
Placas de inducción
Este tipo de placas se basan en las últimas tecnologías para conseguir ofrecer una mayor rapidez, eficiencia energética y seguridad. Generan el calor de forma casi inmediata a través de la inducción magnética, es decir, que cuando se coloca un recipiente metálico en la misma, ésta genera en el metal una corriente dando lugar al calor. Además, la regulación de la temperatura también es más rápida y segura que en el resto de placas ya que el calor no se transmite por toda la placa o quemador sino directamente a través del recipiente. Y Son muy fáciles de limpiar.
Algunas incluso pueden incorporar un sistema de detección de derrames por el que la placa se para automáticamente en el momento en que el líquido del recipiente comience a verterse. Su principal inconveniente es que son mucho más caras que el resto. Sin embargo esto se ve compensado por su alta eficiencia energética: consumen mucho menos que una placa tradicional y tu bolsillo lo notará. El otro problema que presentan es que el recipiente que se use tiene que ser liso y contener material ferromagnético en la base; así que cerámica, aluminio o vidrio quedan totalmente descartados.
Y recuerda a la hora de hacer tu elección tener en mente aspectos como: el tamaño y el número de zonas de cocción que necesitas según tu forma de cocinar; sistemas de protección y temporizadores, funciones de pausa y bloqueo, así como otros complementos que te puedan ser útiles. Como ves, hay placas de cocina para cualquier tipo de cocinero, ahora ya solo queda que pienses en qué tipo se adecua más a tus necesidades.