Lo ideal no es habitar en una vivienda que posee unas condiciones de aislamiento escasas ¿Por qué? Por los numerosos problemas que puede acarrear esta situación a las personas que habitan este hogar. La relación entre viviendas con mal aislamiento e ineficiencia energética, es clara. Debido al mal aislamiento la mayoría de la energía que empleamos en calentar o enfriar la casa acaba saliendo por los huecos de la fachada, los muros… Este es uno de los principales problemas que provoca, el escaso ahorro energético de los hogares y por lo tanto el alto consumo en calefacción, electricidad…
Pero no es el único inconveniente que trae consigo (que ya de por si, afecta a nuestro bolsillo), a ello se suman los problemas en la salud de las personas. Viviendas que poseen problemas asociados a la regulación de la temperatura, la calidad del aire interior… pueden provocar enfermedades o incluso empeorarlas, en un espacio que debe aportar confort y bienestar.
Ninguno de nosotros queremos vivir en un hogar que posea malas condiciones, por ello, si nos encontramos en esta situación una de las formas más viables para la mejora de las condiciones de nuestra vivienda es la rehabilitación. Lo que en un principio, supone un desembolso económico inicial, más tarde desembocará en mejoras tangibles como mejores muros, mejor aislamiento, mejores ventanas… o como, por ejemplo, el hecho de poder dormir en nuestro cuarto sin la necesidad de utilizar varios edredones o mantas o de tener que recurrir a tapones.
Así, la rehabilitación no solo se traduce en mejoras en ahorro, también en mejoras de habitabilidad y mejoras en nuestra salud. A pesar de todo ello, nos encontramos con demasiadas situaciones actuales de pobreza energética en la que las familias no tienen los recursos suficientes para aislar correctamente su casa y los pocos recursos los invierten en establecer dentro de sus hogares una temperatura adecuada. Un circulo vicioso que cada año va en aumento en los hogares españoles.
Por ello, las administraciones deben volcarse en todo este proceso a través, entre otras muchas formas, del fomento de diferentes medidas y planes. Un ejemplo actual es el de la Comunidad de Madrid que ha fomentado un año más el Plan Renove de Cambio de Ventanas 2017. Un modelo de reforma, que lleva a mejoras en aislamiento térmico y acústico si empleamos materiales adecuados como el PVC, y que no implica obras interminables o que se alargan más de lo normal.
Si el ahorro energético y la mejora de la salud de las familias, no es motivo suficiente para este impulso, La Fundación la Casa que Ahorra ha promovido el estudio ‘Estimación del efecto de la rehabilitación energética en la salud de las personas. Enfoque económico’ donde aparte de mostrar el ahorro energético del hogar, se ha tenido en cuenta el coste sanitario evitado a la Administración (costes hospitalarios, bajas laborales, etc.) para ver si así, hablando en términos económicos, ésta se pone en marcha y refuerza su papel en la lucha para afrontar y mejorar la situación actual de muchos hogares.
La eficiencia energética es posible en cualquier hogar, independientemente de las condiciones climáticas externas que lo rodean; por ello, debemos encaminarnos hacia este modelo de construcción y exigirlo.
Sí podemos vivir mejor, trabajemos en ello.