“Salvaguardar el medio ambiente… Es un principio rector de todo nuestro trabajo en el apoyo del desarrollo sostenible; es un componente esencial en la erradicación de la pobreza y uno de los cimientos de la paz”. Esta cita del ex-Secretario General de la ONU y Premio Nobel de la Paz, Kofi Annan, resume muy bien la necesidad que tenemos los seres humanos de preservar el medio ambiente, lo cual implica unas consecuencias mucho más profundas que las meramente ecológicas. Pero hablando hoy en concreto de ecología, queremos centrarnos en uno de los problemas que más negativamente la afecta y también uno de los más extendidos en nuestro Planeta: la contaminación atmosférica.
Resulta sobrecogedor el dato que se extrae del último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) según el cual hasta el 98% de la población de la Unión Europea vive en lugares que rebasan los límites de contaminación del aire que marca la Organización Mundial de la Salud (OMS). Hablando en concreto de España, un tercio de los españoles respira aire contaminado, por encima no ya sólo de los límites de la OMS sino de los límites legales (que son mucho menos exigentes). Esta situación es verdaderamente preocupante y, aunque afecta a todos los seres humanos, es letal sobre todo en determinados grupos sociales. Los efectos más graves se producen, cómo no, en los colectivos más vulnerables: niños, ancianos y familias con pocos recursos. La contaminación del aire puede causar graves problemas de salud como alergias, asma e, incluso, cáncer, así que no es como para tomarse el tema a la ligera.
Entre todos debemos buscar soluciones a este problema que planea principalmente sobre las grandes urbes. Quizás pienses que tú poco puedes hacer, pero realmente todos podemos hacer algo, por poco que sea, y todo suma. Una de las cosas que más contamina el aire en las ciudades es el tráfico motorizado. Por eso es importante cambiar nuestros hábitos y usar lo más posible el transporte público, los coches eléctricos (afortunadamente su uso cada vez se está extendiendo más) y, cómo no, el vehículo más ecológico de todos y que nunca pasa de moda: la bicicleta. Muchas ciudades españolas ya cuentan con carriles-bici y zonas específicas para su circulación, así que os animamos a que la uséis con asiduidad. Además, cuantas más personas la utilicemos, más zonas se irán habilitando para ella. Y cuando no te quede más remedio que usar el coche ‘tradicional’, intenta realizar una conducción eficiente, es decir, suave y respetando siempre los límites de velocidad, aparte de viajar más seguro, contaminarás menos.
Pero los ciudadanos de a pie no sólo contaminamos el aire con nuestro coche, otra de las fuentes principales de contaminación atmosférica procede de las emisiones de CO2 a la atmósfera por parte de los hogares. Y, ¿cómo podemos reducirlas? Puedes muy fácil: disminuyendo el consumo energético en nuestra casa. Y para ello no es necesario pasar frío ni prescindir de comodidades, sino contar con los medios para que nuestro hogar no despilfarre energía y consuma sólo la justa y necesaria. Y si tienes la posibilidad de utilizar fuentes de energía renovables, mejor que mejor. Sobre el ahorro energético en el hogar ya os hemos hablado en otro post así que para más información, podéis acceder a él.
¿Y qué más puedo hacer para luchar contra la contaminación atmosférica?
Pues muchas otras pequeñas acciones diarias pueden ayudar también a reducir la contaminación atmosférica. Desde disminuir la basura que producimos (recuerda las “3 erres”), lo que supondrá ahorrar la energía necesaria para eliminarla y reducir los contaminantes que se liberan durante la fabricación, hasta realizar una “compra inteligente”: comprar productos respetuosos con el medio ambiente, cuantos menos envases mejor y reutilizar siempre nuestras bolsas.
Como vemos, aunque sólo sea poner nuestro granito de arena, nosotros también podemos hacer algo contra la contaminación del aire. Es un problema de todos y entre todos debemos combatirla.