El ACS es un elemento importante no sólo para nuestro confort y bienestar, sino también para nuestro ahorro mensual. Te contamos cómo mejorar el uso del agua caliente en casa.
El agua caliente sanitaria (ACS) es la que calentamos en las viviendas para determinadas funciones sanitarias (higiene personal como el baño o la ducha) y para otros usos de limpieza (poner la lavadora o el lavavajillas, fregar los platos, el suelos, etc.) Por regla general, suele proceder de la propia instalación de agua del edificio y se puede producir por diferentes medios.
El ACS supone 1/4 del consumo energético de una vivienda media, por lo que bien merece pararse un momento a pensar en cómo se puede ahorrar en ella, teniendo en cuenta además las subidas que experimentan con frecuencia las facturas energéticas.
Para calentar el agua existen diferentes fuentes de energía, más menos ecológicas, y más y menos económicas. Y dentro de los aparatos de calentamiento hay tres tipos principales: instantáneos, de acumulación y mixtos.
Calentamiento de agua instantáneo o por acumulación
Elegir uno u otro dependerá principalmente de la cantidad de personas que habitan la vivienda y del mayor o menor uso que se le vaya a dar.
- Sistema de acumulación. Calderas o termos. Mantienen el agua caliente en un depósito para ser utilizada en cualquier momento. Es recomendable cuando el uso del agua caliente va a ser elevado y frecuente. Como desventajas: gasta más energía y necesita un mayor espacio para ser colocado dado su gran tamaño.
- Sistema de calentamiento instantáneo. Son los típicos calentadores que calientan el agua en función del uso que se va a hacer. Tiene un coste energético más reducido que los acumuladores, pero sólo son aconsejables para viviendas con pocos habitantes y donde el uso no vaya a ser demasiado frecuente.
- Sistemas mixtos. Como alternativa intermedia a los otros dos se encuentran los que mezclan ambos. Tienen un depósito acumulador menor que la caldera, pero también tienen una cierta producción instantánea a lo largo del día.
Mejora el uso del agua caliente en casa
Una vez elegida la fuente de energía y el tipo de aparato más adecuado a las necesidades de cada uno, sólo nos falta tener siempre presente algunas premisas para optimizar el uso de agua caliente en casa:
- Usarla siempre con precaución y no despilfarrarla ya que, se produzca como se produzca, es cara.
- El agua debe salir del grifo a una temperatura razonable (templada), no más caliente de lo que realmente se necesita.
- Si el calentador es eléctrico es aconsejable cubrirlo con una manta aislante. Son baratas y las puedes adquirir en cualquier tienda de construcción.
- Si detectas goteras es importante repararlas lo antes posible.
- Algo tan sencillo como instalar un regulador en los grifos y duchas, y no dejárselos nunca abiertos ni goteando, te ayudará a ahorrar bastante agua.
- Utilizar la lavadora y el lavavajillas sólo cuando estén llenos.
- Si se tiene instalación de gas es aconsejable que un profesional acreditado la revise cada año.