Si tienes un toldo, es muy importante que realices un cierto mantenimiento y limpieza del toldo. Te damos algunos consejos de para que esté en perfecto estado por mucho tiempo.
Hace unos días vimos las múltiples ventajas de instalar un toldo en casa. Sin embargo, si no quieres que esas ventajas se conviertan en desventajas, es muy importante que realices un cierto mantenimiento del toldo. Te damos algunos consejos de limpieza y mantenimiento para que esté en perfecto estado por mucho tiempo.
1. Limpieza
- En primer lugar, debes cepillar regularmente la lona y el resto de mecanismos para evitar que se produzcan acumulaciones de polvo y otros desechos porque estos podrían llegar a provocar la formación de moho y el consecuente deterioro del toldo.
- Trata las manchas lo antes posible, ya que son más fáciles de limpiar si son tratadas en el momento. Y cuando vayas a ponerte “al lío” con tus toldos sólo debes usar un jabón suave, cepillo y agua fría o tibia. No olvides que no debes usar detergentes, ni productos de limpieza (sobre todo la lejía que dañará los colores). Son demasiado agresivos y podrían dañar las propiedades del tejido que los hace impermeables o repelentes de la suciedad. Para las partes metálicas es aconsejable usar productos especiales.
- Además, los trapos, esponjas y cepillos que uses para la limpieza del toldo tienen que ser suaves, no deben tener superficies rasposas, ni duras. Y ten en cuenta que, si vives en un ambiente cálido y húmedo, seguramente necesitarás limpiar tus toldos con más frecuencia.
- ¡Ah! Y sigue siempre las recomendaciones de tu fabricante y, si el toldo te venía con un manual de uso, échale un vistazo de vez en cuando para ver las instrucciones que te dan. En función de las propiedades y calidad de la lona, la forma de limpiarlo puede variar.
2. Mantenimiento
- Si tu toldo no dispone de un sistema de recogida automatizado, para alargar su vida deberás recogerlo en caso de lluvia, viento o nieve. E incluso deberías plantearte la posibilidad de guardarlo durante el invierno (siempre en lugares secos pues mejora su conservación), sobre todo si vives en zonas de grandes nevadas. A veces se puede incorporar un “cajón” o un pequeño techo para que cuando lo recojamos esté protegido de las inclemencias del tiempo.
- Verifica siempre antes de manipular tu toldo que ningún obstáculo impide las acciones de apertura o cierre. ¡No debes forzarlo jamás!
- No lo enrolles cuando esté mojado ya que es probable que se forme moho en la superficie. Debes dejarlo sacar al aire libre.
- Un truquito es aplicar un sellador después de lavar el toldo, ya que a base de limpiarlo éste puede perder sus propiedades. El sellador sólo debe usarse cuando la lona esté seca.
- Para evitar la oxidación y el deterioro de tu toldo, asegúrate de conservar todas las partes limpias y secas, así como de ir reparando los desperfectos que puedan ir apareciendo. Además hay tintorerías especializadas en toldos que te pueden ayudar a recuperar el color inicial de tu toldo. Un remedio más casero (y barato) para conservar el color es, cuando lo limpies, añadir un pelín de vinagre al agua del aclarado.
- Acude siempre a los profesionales en caso de averías y no te saltes las revisiones periódicas (suelen ser anuales). Así podrás identificar y solucionar posibles problemas de tu toldo antes de que éstos sean demasiado graves.