¿Cuántas veces nos hemos quejado de lo aburrido que es pensar en las comidas de cada día y prepararlas? ¿Y cuántas veces hemos caído en la tentación de picotear cualquier cosa en lugar de cenar algo sano y nutritivo? Tenemos la solución perfecta.
Con el sistema batch cooking podemos aprender a elaborar los menús de toda la semana, pero dedicándole a esta tarea unas dos o tres horas. En Vivienda Saludable sabemos lo importante que es ahorrar tiempo y dinero, por eso os proponemos un nuevo método de cocina gracias al que, si nos organizamos con previsión, cocinaremos varias elaboraciones que nos durarán varios días.
Ahorra tiempo y energía con el Batch Cooking
- Menor gasto económico: si planificamos nuestros menús con antelación, nuestra compra en el supermercado es mucho más efectiva. No caeremos en la tentación de los “por si acaso”, que luego se estropean en nuestro frigorífico porque no los consumimos.
- Menos tiempo de preparación: el sistema batch cooking propone elaborar varias recetas al mismo tiempo (por ejemplo, un mismo sofrito nos puede servir de base para tres elaboraciones distintas).
- Ahorro de energía: amortizamos el calor de nuestros electrodomésticos si usamos las dos bandejas del horno a la vez, por ejemplo, para dos recetas.
- Menús más saludables: si tenemos en la nevera, siempre a mano, elaboraciones sanas, listas para consumir, evitamos tener que improvisar o pedir comida a domicilio.
- Mejor organización: al no estar pensando cada día lo que vamos a comer o cenar, nos quitamos de una carga psicológica.
- Apto para las dietas. Un menú planificado y organizado con antelación es el mejor aliado para evitar improvisaciones y tentaciones.
Algunas claves para tu Batch cooking
Lo primero es la planificación, echa un vistazo a lo que tienes en la nevera y la despensa para organizar el menú de varios días (o el de toda la semana). Después, en el supermercado irás a tiro hecho.
La clave es tener una gran variedad de alimentos y pensar previamente cómo podremos combinarlos para “reutilizarlos” en una segunda receta, o incluso tercera, a lo largo de la semana.
Es importante establecer un orden a la hora de consumir las elaboraciones, dando prioridad a los alimentos que se pueden estropear primero. Por ejemplo, si tenemos elaboraciones con huevo, las consumiremos el primer día después del cocinado.
A la hora de la conservación, elige recipientes herméticos, a ser posible de cristal. El sistema de envasado al vacío duplica el tiempo de conservación de los alimentos y nos permite guardarlos en la nevera sin que se estropeen.
La congelación es una muy buena alternativa. Puedes congelar en porciones usando envases más pequeños. Así, solo tendrás que descongelar lo que te vayas a comer.
En la variedad está el gusto
- Legumbres: si cocinamos una legumbre, además de como plato principal, puede servirnos para una ensalada o en forma de hamburguesa (por ejemplo, de lentejas o garbanzos)
- Verduras: además de en forma de cremas y sopas, también son perfectas como acompañamiento de carnes o pescados.
- Guarniciones: los cereales (integrales, preferiblemente) o los tubérculos (patatas, boniato…) completan cualquier menú.
- Huevos cocidos: En lugar de preparar una sola unidad, haz varios y los aprovecharás a lo largo de la semana para picarlos en una ensalada, en una sopa o sobre la tostada del desayuno.
- Masas: puedes elaborar varias (incluso congelarlas) y rellenarlas con sobras de cualquier guiso, con unas verduras en láminas y queso o con dulces para la merienda.
- Salsas: Prepara doble cantidad de vinagreta, o de la salsa que más te guste, y guárdala en un bote en el frigorífico para aliñar una ensalada o unas verduras a la plancha.
- Complementos: siempre podemos aprovechar el tiempo para realizar otras elaboraciones ideales para desayunos y meriendas como bizcochos, galletas o salsa de tomate casera para untar, tanto en la tostada del desayuno como para acompañar la pasta o el arroz.