El lugar por donde pasamos más tiempo caminando es en nuestra propia casa. Pocas veces se elige el suelo de la vivienda pensando en este concepto y es un aspecto muy a tener en cuenta para preservar algunos aspectos de nuestra salud a largo plazo.
Hoy día que se ha puesto tanto de moda en nuestro país el salir a correr hay gran parte de la población que se ha preocupado por el tipo de pisada, por si es pronador o supinador, si necesita uno y otros zapatos deportivos, si es mejor correr en terreno blando o en terreno duro, etc.
Sin embargo, alguna vez nos paramos a pensar que en la mayoría de las ocasiones el lugar por donde pasamos más tiempo caminando es en nuestra propia casa. Pocas veces se elige el suelo de la vivienda pensando en este concepto y es un aspecto muy a tener en cuenta para preservar algunos aspectos de nuestra salud a largo plazo.
La ventaja de caminar descalzo
Uno de los puntos importantes a la hora de decidir qué suelo utilizar en casa lo encontramos en otro aspecto que a menudo pasa desapercibido; se trata de la gran ventaja que supone para nuestro organismo el caminar descalzo. Si partimos de esta base, lo primero que tendríamos que pensar es en un suelo que nos permitiera llevar a la práctica este hábito. En contra de lo que se pueda pensar el uso de zapatos impide a la musculatura del pie desarrollarse todo lo que debería, restándole movilidad a las numerosas articulaciones que se encuentran en él. Además existen estudios que prueban la posibilidad de aumento del puente en aquellas personas con pies planos.
Un suelo que nos permitiese caminar descalzo con total comodidad sería un tipo de suelo que fuese lo más liso posible, capar de mantener una temperatura agradable en él y sin protuberancias ni desniveles.
El impacto prolongado
Correr tiene un alto impacto comparado con caminar, y a medida que se incrementa la velocidad tanto andando como corriendo, mayor es el impacto para las articulaciones. Esto quiere decir que aunque en menor medida, el impacto que sufren nuestras articulaciones al caminar puede llegar a producir diferentes lesiones. Reducir ese impacto en nuestro cuerpo en un lugar en el que pasamos muchas horas de nuestra vida puede ser tremendamente beneficioso para nuestra salud. Teniendo en cuenta el mencionado impacto, aquellos suelos con mayor dureza serían los más inadecuados, para una persona normal.
Sin embargo, algunos fisioterapeutas lo recomiendan a algunos pacientes con problemas en el tendón de Aquiles. Si seguimos con el mismo criterio, los suelos más adecuados serían los blandos, ya que absorbe mucho mejor los impactos, disminuyendo los daños provocados en nuestras articulaciones. En este tipo de suelo es importante llegar a un punto de equilibrio entre los suelos blandos, ya que podría darse el caso de que un suelo excesivamente blando comenzase a dar problemas por deformidades pudiéndose producir esguinces o lesiones de otra índole.
Imagen: Flickr – PictureYouth