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En nuestro país solo se recupera el 33,9% de los desechos orgánicos producidos en los domicilios, según cifras facilitadas por la Oficina Europea de Estadística (Eurostat). Existe una falta de información a la hora de separar y reciclar los desechos. En este artículos te contamos como reciclar estos residuos con garantías.

Nuestro país puntúa bajo en reciclaje de materia orgánica, aquella que representa casi la mitad del contenido arrojado al cubo de la basura. ¿A qué se debe? Te explicamos qué debes saber para reciclar estos residuos con garantías.

En realidad, solo se recupera el 33,9% de los desechos orgánicos producidos en los domicilios españoles, según cifras facilitadas por la Oficina Europea de Estadística (Eurostat). La falta de información a la hora de separar y reciclar estos desechos puede influir en su baja tasa de recuperación.

 

El contenedor marrón o de materia orgánica

Los primeros contenedores de reciclaje que empezaron a proliferar en nuestras calles fueron los de envases de vidrio (verde), plástico, lata o brik (amarillo), cartón o papel (azul), diferenciados por su color correspondiente. Con el tiempo aprendimos a utilizarlos, hasta que aparecieron los de color marrón en algunas comunidades autónomas. Este cuarto contenedor se destinaba, en un principio, a la recogida de basura general, sin diferenciar entre residuos orgánicos e inorgánicos.

Los primeros se pueden aprovechar y transformar en compost como fertilizantes o biocombustible (biogás); los segundos, conocidos como fracción de resto, ni se transforman, ni se degradan en el medio ambiente. Desde hace unos años, se separan y depositan en contenedores distintos, reduciendo así las emisiones de gases de efecto invernadero. Los desperdicios orgánicos van al contenedor marrón; los inorgánicos al gris que debería estar vacío si fuera posible.

Estos son los restos orgánicos, provenientes de organismos vivos, biodegradables que sí se depositan en el contenedor marrón:

  • Cáscaras de huevo y restos de carne, pescado, mariscos, frutas, verduras y frutos secos.
  • Restos de infusiones y posos de café (excepto las cápsulas de aluminio).
  • Servilletas usadas, papeles y cartones incluso manchados de aceite.
  • Tapones de corcho, cerillas y serrín.
  • Huesos de fruta, semillas, hierbas u otros restos de poda y jardinería.
  • Flores y hojas secas.
  • Cereales y legumbres (crudas o cocinadas).
  • Restos de panes, bollería y galletas.

 

Cuándo se utilizan los contenedores de materia orgánica

Es importante que los desperdicios orgánicos y biodegradables se depositen por separado, evitando que entren en contacto con otros materiales. Solo así se podrá facilitar su tratamiento y transformación posterior en las plantas de reciclaje correspondientes. También se aconseja que se depositen en bolsas de basura dentro del contenedor marrón, básicamente por motivos de higiene.

El contenedor marrón se usa para almacenar los desechos ya mencionados, evitando aquellos que no se pueden aprovechar, o fracción de resto. Estos últimos -colillas, compresas y pañales, preservativos, algodón, cabello, bolígrafos y lápices usados, pelusas, polvo y suciedad doméstica y excrementos de animales, piedras, arena o tierra de jardín y productos de limpieza usados en casa- se arrojan al contenedor gris.

 

La basura orgánica, el residuo más abundante y aprovechable

En nuestro país, la basura orgánica ya supone el 40% del contenido del cubo de basura en el domicilio. Cuando se separa y recicla de manera correcta en el contenedor marrón nos permite obtener dos productos diferenciados. Por un lado, se consigue biogás, resultado de la putrefacción de materia orgánica generada por las bacterias y cuyo potencial se asemeja al del gas natural. Como fuente de energía renovable se puede usar en espacios domésticos o para impulsar medios de transporte, reduciendo la contaminación ambiental. Por otro lado, los desperdicios sólidos resultado del biogás se pueden emplear como compost o fertilizante natural que enriquece el suelo y favorece el cultivo.

En la actualidad, se recupera poco más del 30% de los residuos orgánicos que se generan, mientras que el reciclado de envases ya supera el 70%. Sin duda, sigue siendo la asignatura pendiente en materia de reciclaje.

Vale la pena separar y depositar de manera correcta estos residuos, evitando que terminen en los vertederos y contribuya, de manera negativa, a la emisión de gases de efecto invernadero.

 

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