Todos los preparativos están listos: ya has empaquetado, decidido si serás tú o si contratarás su ejecución... Ahora toca ver qué tener en cuenta a la hora de llevar a la acción tu mudanza.
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¿Con cuánto tiempo me organizo?
Si como decíamos vas a encargarte tú mismo de empaquetar todas tus cosas, empieza a hacerlo con tiempo, no lo dejes para el último momento o te pillará el toro. Un mesecillo o tres semanas antes es más o menos el tiempo recomendable, ve haciéndolo poco a poco y guardando primero las cosas que menos usas, la ropa de otras temporadas, etc. para no quedarte sin lo más necesario.
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Momento transporte
Si lo vas a hacer tú mismo con una furgo, lo primero es que te pongas ropa vieja, cómoda y anchita porque seguro que la vas a sudar y necesitarás moverte con soltura. Después estate muy pendiente de cómo colocas las cosas que previamente has embalado con tanto cuidado para que no se te rompa nada. Coloca bien las cajas y otros trastos, intentando que todo encaje bien, es decir “modo tetris”, y haz caso a la lógica poniendo los objetos más duros y resistentes abajo y los más delicados arriba. Ve rellenando los huecos con objetos más pequeños para aprovechar al máximo el espacio y evitar que la carga se mueva.
¡Ah! Y no seas bruto y cargues más de lo que puedas. Mejor poco a poco a machacarnos físicamente y acabar hechos polvo.
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Piensa en el día después
Dedica un momento a pensar en cuáles son las cosas básicas que vas a necesitar esa noche o a la mañana siguiente (antes de empezar a desembalar y colocar todo) y déjalas a mano para que no las tengas que estar rebuscando: pijama, bolsa de aseo, la ropa que te vayas a poner ese día…
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Ya estoy en la casa nueva:… ¿por dónde empiezo?
Ya estás en tu nuevo hogar con todos los muebles desmontados a tu alrededor y las cajas esperando a que te pongas al lío. Y, ¿ahora qué? Pues antes todo, tranquilidad y no te agobies pensando en lo que te espera. Lo mejor es que empieces montando los muebles (cuyas piezas más pequeñas previamente habrás guardado y etiquetado bien) e instalando los electrodomésticos (en caso de que no lo estén ya). Una vez tengas lo “gordo” ya montado, ponte con las cajas, yendo siempre de más a menos, es decir, primero lo más aparatoso e importante, y después los detalles, adornos, complementos y demás artículos secundarios.
Otro consejo es que empieces por los baños y la cocina (que son las estancias más básico), después las habitaciones y deja para el final el salón que suele tener más “cacharritos”, los cuales lo importará demasiado si te los tienes que dejar para el día siguiente.
Y para que no te agobies con tantas cajas alrededor, según vayas desembalando y colocando, quítatelas de en medio dejándolas plegaditas en un lado donde no ocupen espacio.
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Cuántas más manos mejor
Seguramente a estas alturas, si no has optado por un profesional (o aunque lo hayas hecho), ya habrás encontrado a alguien que te ayude con la ardua aunque también bonita tarea de la mudanza. O quizás sois una familia numerosa y basta con que cada uno aporte su granito de arena. Sea como fuere, si lo hacéis varias personas en equipo será mucho más entretenido y ameno y seguro que tendréis incluso vuestras anécdotas y momentos de risas. Eso sí, distribuir bien las tareas para que el extra de mano de obra no pase a ser un hándicap que retrase todo.
Y ya sólo nos queda desearte mucho ánimo y recordarte que cuando tengas tu nueva casita montada el esfuerzo habrá merecido la pena.