Descubre con nosotros cómo convertir la temida cuesta de septiembre en tu gran aliada expulsando tus malos hábitos.
Septiembre es para la gran mayoría el mes de la vuelta a la rutina, del fin del buen tiempo, de los cambios, de los remordimientos por los excesos veraniegos pero también es el mes de las oportunidades y de las mejoras. Descubre con nosotros cómo convertir la temida cuesta de septiembre en tu gran aliada expulsando tus malos hábitos.
Antes de nada hemos de estar dispuestos a implicarnos, a establecer un compromiso. No te dejes llevar por la pereza o por el “como los otros no lo hacen”… ya que son los peores consejeros posibles. Destierra las excusas del tipo: mis vecinos tampoco reciclan, el contenedor de vidrio está una calle más allá, me da pereza salir a correr, por un día no pasa nada… y ponte manos a la obra:
- Come bien. Lo bueno de esta época es que apetecen tanto comidas típicamente veraniegas como las invernales. Y ten cuidado con las dietas milagrosas, no son la solución para que te quites esos kilillos de más.
- Empieza a irte antes a la cama. Los primeros días a lo mejor te cuesta contar unas cuantas ovejitas y dar algunas vueltas, pero después, con un buen descanso nocturno, tu cuerpo y tu mente te estarán eternamente agradecidos.
- Cuidado con dejarte los toldos echados, las ventanas abiertas, o no ponerle pinzas a la ropa que tienes tendida en el exterior, el tiempo se vuelve más inestable en esta época y un día con aire o lluvia puede hacer que te lleves un disgusto al volver a casa.
- Di no a la pereza: aprovecha estos últimos rayos de sol veraniego y sal a caminar, ve andando al trabajo o a la compra… Un poco de actividad alegra y levanta el ánimo a cualquiera. Además, puedes hacerlo en grupo pues que bajen las temperaturas no significa que tenga que ser el fin del tu vida social.
- No abandones tus planes de ahorro: Si quieres un cambio de vestuario, antes de lanzarte a gastar, mira tu armario con otros ojos y prueba a customizar esos aburridos vaqueros o teñir esa falda. En cuanto al estilo de tu casa, puedes probar a reciclar tus muebles.
- Y que no se te vayan de las manos los propósitos, las ganas son importantes pero abarcar más de lo que puedes es un error y lo sabes.
Es hora de dejar de teorizar y empezar a aplicar: Metas cortas, no pretendas que tu vivienda y tus hábitos cambien en un día pero empieza por pequeños gestos que harán a la larga un gran cambio. Y recuerda: ¡Lo que bien empieza, bien debe seguir y aún mejor acabar!