El ahorro de energía se logra con pequeños gestos. Malgastamos energía en todos los elementos que consumen electricidad, agua o gas. Absolutamente en todos. No lo olvidemos nunca: solo así seremos capaces de cambiar nuestra actitud.
Aunque la tarea de lograr una vivienda sostenible corresponde fundamentalmente a los arquitectos, ya que nosotros generalmente vivimos en casas que ya han sido construidas, también podemos aportar nuestro granito de arena para conseguir ese objetivo.
Un buen edificio debería tener unas orientaciones adecuadas para decidir dónde queremos que vayan los rayos de sol y dónde no nos interesan. También debería tener unos espesores grandes para evitar perdidas de frío y calor, y estar fabricado con materiales ecológicos que eviten ruidos, contaminación, etc. Desgraciadamente no siempre es así. La gran mayoría de nosotros vivimos en pisos o casas cuyo único criterio fue que salieran rentables cuando se construyeron, aunque al usuario final luego le costase una fortuna climatizarlo, aislarlo del exterior y mantenerlo. Por suerte, siempre podemos hacer algo si sabemos cómo.
Esta tarea, además de beneficiosa para nuestra salud y la de nuestro planeta, nos reporta un ahorro económico importante que agradeceremos a final de mes. Para conseguirlo debemos aplicar nuestros conocimientos adquiridos en otros posts: ventilación, orientaciones, aislamientos en ventanas, aislamientos en paredes, colocación de mobiliario, etc. Pero también empezaremos a familiarizarnos con conceptos como ahorro de energía y reciclaje.
El ahorro de energía se logra con pequeños gestos. Malgastamos energía en todos los elementos que consumen electricidad, agua o gas. Absolutamente en todos. No lo olvidemos nunca: solo así seremos capaces de cambiar nuestra actitud.
La calefacción en la casa supone la mitad del gasto de los hogares españoles. Reduzcámosla al mínimo sabiendo que la temperatura de confort es 20ºC y en los dormitorios se puede mantener entre 3 y 5 ºC más baja. Coloquemos termostatos programables para no usar energía en vano. Son baratos y ahorran cerca de un 10%.
El agua y especialmente el agua caliente es otro de nuestros puntos débiles. Los consejos sobre este tema los tenemos grabados en la mente a base de anuncios en la TV. ¡Apliquémoslo, por favor! Pensemos en ahorro: cerrar los grifos mientras nos lavamos los dientes o afeitamos; utilizar reductores de caudal; utilizar reguladores de temperatura en grifos… En muy poco tiempo nuestro bolsillo y nuestro planeta lo notarán.
Otro gran consumidor de energía es la iluminación y los aparatos eléctricos. Podemos sustituir las bombillas por bajo consumo. Es una inversión muy rentable, lo podemos asegurar. Además, deberíamos utilizar los electrodomésticos responsablemente, con cargas completas y el programa adecuado.
Un punto a tener en cuenta debido a que puede ahorrar hasta un 12% de su factura de la luz es tan sencillo como asombroso: el consumo fantasma. ¿Qué es eso Pues sencillamente es la suma que generan todos los aparatos en modo “stand-by”. Cualquier aparato que estando apagado tenga una lucecita encendida, un reloj o cualquier cosa eléctrica, está consumiendo energía. Además, cualquier transformador enchufado a la red también consume energía. Por ejemplo, nunca deje los cargadores del móvil, o el ordenador, siempre enchufados: está tirando energía y dinero a la basura. Desconéctelos mientras no los usa.
Realmente son pequeños esfuerzos, gestos casi sin importancia ni consecuencias en nuestra calidad de vida. Si una sola persona consigue reducir la factura de su hogar, todos juntos podemos conseguir reducir la factura que le pasamos al planeta.