Tener un nivel muy alto de ruido en nuestra vivienda puede convertirse en un problema muy serio, ya que puede derivar en una serie de complicaciones que nos afectan directamente a nuestro día a día: insomnio, estrés, malestar, falta de concentración, irritabilidad… En nuestra mano está realizar pequeños gestos que ayuden a que el ruido no se adueñe de nuestra casa.
En Vivienda Saludable somos conscientes de la importancia de este problema. Y también sabemos que vivir en las grandes ciudades suele ir de la mano a soportar cierta clase de ruidos: tráfico, obras… sin embargo, en el marco de nuestra vivienda podemos mantenerlos a raya si identificamos cuáles son los ruidos que nos perturben y buscamos soluciones a su medida.
Antes de nada, sería bueno recordar que las ondas sonoras se transmiten por el aire, y que las ventanas son el elemento principal que conecta el interior de la vivienda con el exterior. Por eso, a la hora de hablar de ruidos, es tan importante fijarse en la permeabilidad al aire de una ventana si queremos mejorar el aislamiento acústico. De ahí que, a la hora de elegir nuestras ventanas -que son las que nos protegen de muchos ruidos – nos fijemos en aquellas que tienen una permeabilidad al aire Clase 4 (el mejor valor de la clasificación), como las fabricadas con sistemas Kömmerling. Lo mismo sucede con las persianas.
A continuación, exponemos algunos de los sonidos fuertes más habituales de nuestra vivienda y de qué manera podemos minimizar su efecto:
- Ruidos que emiten los electrodomésticos: Las nuevas etiquetas de eficiencia energética de los electrodomésticos recogen el ruido de cada aparato, lo que es una información útil a la hora de adquirir un nuevo lavaplatos o una nueva lavadora por ejemplo, si queremos que sea lo más silencioso posible. El lugar donde lo colocamos también es fundamental. Es mucho mejor si están ubicados lejos de nuestras zonas de descanso. Y no hay que olvidar que, si un electrodoméstico está haciendo un ruido demasiado fuerte, conviene que venga un especialista porque puede indicar un mal funcionamiento.
- Ruidos que emiten los aparatos electrónicos: como un ordenador o el router. Por un lado hay que evitar, en la medida de lo posible, el uso simultáneo de aparatos generadores de sonidos. Y, de hecho, también sería bueno poner unos límites y unos horarios en su utilización. Por ejemplo, recomiendan que un dispositivo de música no se use más de dos o tres horas. También conviene colocar materiales que absorban el ruido (como tapetes de goma) bajo aquellos artefactos que generan ruido.
- Ruido de impacto: Son aquellos sonidos generados por golpes o vibraciones que impactan directamente sobre una parte de la estructura del edificio, transmitiendo ese sonido a través de la misma. Algunos ejemplos serían el sonido producido al arrastrar muebles por un suelo, el taconeo de zapatos, saltos o caídas de objetos pesados. Para combatir este tipo de ruido existen diversas soluciones, como el uso de suelos flotantes o la instalación de paneles de aislamiento acústico, que puede reducir significativamente la transmisión de sonido entre pisos. Asimismo, colocar alfombras o moquetas puede actuar como amortiguadores de sonido, minimizando la vibración y el ruido, o poner protección tipo “almohadillas” en las patas de algunos muebles.
Repasamos algunos datos importantes sobre el ruido
- El horario límite para hacer ruido en casa, por ejemplo, si organizas fiestas o reuniones de gente o quieres hacer obras, es de lunes a viernes de 8:00 a 21:00 horas o, durante fin de semana, de 9:30 a 21:00 horas.
- Instrumentos musicales: El volumen máximo permitido variará según el reglamento municipal para una zona residencial, aunque por lo general, no es posible superar los 35 a 40 decibelios en horario diurno y los 30 decibelios por la noche.
- Volumen del televisor: el volumen no podrá superar los 30 decibelios tras las 21:00 horas. A lo largo del día, en horario diurno, el rango de decibelios en el que nos podemos mover oscila los 35 a 40 decibelios.
Podríamos decir que el ruido se ha convertido en un inquilino más de muchos hogares, sin embargo, se puede reducir su efecto mejorando nuestro aislamiento acústico, con ventanas y puertas de altas prestaciones y haciendo un uso racional de todos aquellos dispositivos que generan sonidos fuertes.