Caminar descalzo en casa

Andar descalzo en casa puede suponer un respiro para nuestros pies, pero no siempre es beneficioso para todos ni todo el tiempo, ya que el pie no está diseñado para caminar sobre superficies duras todo el tiempo.

Uno de los mayores placeres que experimentamos cuando llegamos a casa es quitarnos los zapatos y descalzarnos. Es una manera de desconectar de lo que dejamos fuera de casa (trabajo, rutina, preocupaciones…) y prepararnos para disfrutar del confort y tranquilidad de nuestra vivienda. Y hay a quien no le gusta tener unas zapatillas para moverse en casa, sino que le gusta caminar descalzo -sea verano o sea invierno-. Ahora bien, ¿es bueno andar descalzo siempre por casa? ¿Tiene alguna contraindicación?

¿Es bueno caminar descalzo?

En principio, los profesionales consultados por Vivienda Saludable coinciden en que tiene múltiples beneficios, ya no solo para los pies, sino para todo el cuerpo:

  • Estimula la musculatura: evita la presión que suele provocar el calzado y la humedad que se genera en el pie. Cuando caminamos descalzos, estimulamos y trabajamos aquellos músculos que se encuentran anulados o atrofiados ante el uso continuado del calzado.
  • Contribuye a mantener en buen estado los ligamentos, los tendones y los músculos de los pies y las piernas.
  • Libera el estrés: en el pie existen muchas terminaciones nerviosas y es muy recomendable que nuestra planta tenga contacto directo con el suelo para liberar el estrés, fortaleciendo el sistema nervioso.
  • Mejora la circulación sanguínea: al estar los músculos en contacto con diferentes superficies como césped, tierra, etc.
  • Alivia el dolor de espalda: caminar con los pies descalzos sobre superficies lisas ayuda a liberar la tensión que se acumula en la espalda.
  • Restablece el flujo energético del cuerpo a través de los pies.

Algunas precauciones a tener en cuenta al andar descalzo

  • Cuidado con caminar descalzo en espacios públicos: sobre todo, en instalaciones deportivas como gimnasios, vestuarios o piscinas. En sitios como estos se recomienda utilizar chanclas para evitar el contagio de hongos, papilomas o cualquier infección que se contrae con el simple contacto.
  • Extremar la higiene: aunque sea en el interior de casa, cuando andamos sin calzado estamos mucho más expuestos a los gérmenes y a la suciedad.
  • La importancia de la hidratación: es esencial realizar esta tarea a diario con productos adecuados, ya que cabe la posibilidad de que se resequen y deshidraten.
  • No apto para pies planos: las personas con pies planos en general se sienten mejor cuando tienen el apoyo de un zapato bueno. Caminar descalzo sobrecarga el pie para las personas con pie plano y puede provocar dolores y molestias o causar otros problemas comunes en los pies.
  • Las personas con diabetes o las que sufren neuropatías es recomendable que vayan siempre calzadas, no solo por los gérmenes, sino para evitar que se claven algún elemento que degenere en una herida y luego puede darse una infección o incluso una ulceración.

Cuidar los pies en verano

Nuestros pies están más expuestos en esta estación, ya que el calor y la humedad crean un ambiente propicio para el crecimiento de microorganismos infecciosos. Asimismo, las actividades al aire libre incrementan el riesgo de lesiones o callos. Por eso, conviene tener algunas precauciones:

  • No compartir elementos de uso personal, como toallas, para reducir el riesgo de infecciones.
  • Un buen lavado y también un buen secado: a la hora de cuidar los pies en verano, no solo basta con limpiarlos con jabón y agua. Si hay contacto con agua, ya sea por la ducha, el mar o por estar en piscinas, hay que secar bien. El secado debe incluir la zona entre los dedos y las uñas.
  • Usar protector solar: la piel de esta zona también es sensible a las quemaduras solares. Por ello, conviene utilizar crema solar sobre los empeines, e incluso en las plantas.
  • Evitar una transición brusca: al abandonar los calcetines, el pie queda más expuesto a rozaduras y ampollas, ya que el calcetín de algodón absorbe la humedad del pie generada por la transpiración y evita la maceración del mismo. Conviene aplicar productos antitranspirantes.

En ocasiones, los pies son una de las partes del cuerpo a las que no prestamos excesiva atención, pero precisamente en verano, tenemos que cuidarlos mucho más y, si optamos por caminar en casa, descalzos, extremar la higiene e hidratación.

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