Pertenecemos a una sociedad donde impera la prisa y todo va a mucha velocidad. Sin embargo, tomarse las cosas con más calma y practicar un modo de vida más relajado: el slow life, es el antídoto perfecto para tener más salud, calma y felicidad.
A priori, todos nos sentimos instantáneamente atraídos por la idea de reducir la marcha, alejarnos del estrés y disfrutar más de la vida, pero en la práctica nos parece muy complicado por el ritmo vertiginoso que tenemos.
No obstante, en los últimos tiempos están surgiendo nuevos pensamientos y corrientes que invitan a hacer una pausa y buscar otra manera de gestionar nuestro día a día, más respetuosa, más consciente y más plena.
El término slow life engloba esa manera de entender la vida. Una corriente que promueve un estilo de vida desacelerado, donde se priorizan aspectos fundamentales cotidianos, como el descanso, la comunicación, la alimentación y las relaciones personales.
La denominada vida slow invita la realización de actividades como la meditación, el yoga o el mindfulness, que nos ayudan a situar nuestro pensamiento en el momento presente y nos permiten relajar cuerpo y mente.
Consejos para poner en práctica el slow life
En lo que se refiere a nuestra vivienda, también podemos contribuir a que se respire slow life en cada rincón, lo que repercutirá significativamente en el aumento de nuestro bienestar. Desde Vivienda Saludable te recomendamos algunos consejos para imbuirse de lleno en este estilo:
- Vuelta a la sencillez: en este intento de regresar a los orígenes, la filosofía slow life aboga por el esencialismo. Aplicado a la decoración de interior, este principio se traduce en crear ambientes sencillos y minimalistas decorados preferiblemente con objetos y accesorios de calidad. Las líneas deben ser simples y los espacios, preferiblemente poco recargados. Se trata de quedarse exclusivamente con aquello que sea útil o único. Incluso el baño y la cocina se revisten de sencillez y conceden importancia al aspecto funcional sin artificios. Por eso mismo, la decoración slow no apuesta por la acumulación ni la ostentación, sino más bien por el bienestar y los ambientes que invitan a estar en casa.
- Compromiso con la sostenibilidad: pásate a las energías más verdes, que son más respetuosas con el medio ambiente y pueden suponer un ahorro económico importante. Además, esta corriente aboga por el reciclaje como máxima, ya no solo de los residuos que generamos, sino que también se trata de reutilizar, renovar y dar una segunda vida a los muebles u objetos que tenemos en casa.
- Encuentra tu calma interior: el hogar se convierte en nuestro refugio para huir del ritmo de vida frenético. El blanco, los tonos arena y neutros son los protagonistas de la paleta de colores del estilo slow life. Esta gama cromática es muy valorada por la sensación de calma que transmite cuando se decora con ella. Combina estos tonos para paredes, textiles, muebles y elementos decorativos.
- Reconecta con la naturaleza: este estilo de vida invita a adoptar un modelo de consumo más respetuoso y más ecológico. En nuestro hogar también hay sitio para las plantas y flores, independientemente del espacio del que dispongamos. Sus beneficios son enormes. En lo que se refiere al diseño, el uso de materiales naturales: madera, cristal, cerámica o incluso mármol, constituye una opción ampliamente respaldada por quienes desean adoptar un modo de vida más sencillo.
- Experimenta con la luz: uno de los objetivos de la filosofía slow life es contribuir a la felicidad de las personas. Y está científicamente demostrado que la exposición diaria a la luz influye positivamente en nuestro estado de ánimo. Por ello es importante contar en nuestro hogar con ventanas y persianas de altas prestaciones que dejen pasar la luz, pero que también tengan una gran capacidad de aislamiento.
Con la tendencia slow life no se busca hacer cambios bruscos en tu vida, sino modificar pequeños hábitos que van todos encaminados a un mayor confort tanto físico como psicológico.