Regresar de vacaciones y afrontar la vuelta al trabajo puede convertirse en un reto de dimensiones considerables, sobre todo, sino se tiene una actitud proactiva. Desde Vivienda Saludable queremos ayudaros en el proceso de volver a las actividades cotidianas con algunas recomendaciones fáciles de aplicar.
Con septiembre a la vuelta de la esquina, muchos conciben la vuelta al colegio y al trabajo como un proceso realmente deprimente y agotador. De hecho, existe un término que engloba esta sensación: síndrome postvacacional. Si bien es cierto que es un cambio bastante significativo -horarios, alimentación, actividades, etc- con un poco de ayuda puede convertirse en algo mucho más llevadero.
- Apuesta por una alimentación saludable. Incluye más grasas saludables en tu dieta, como el aguacate o el pescado azul. Los frutos secos son otro de los aliados para tener ese plus de energía que tanto se necesita. Las nueces son excelentes para el corazón y para el cerebro. O las almendras, ricas en vitamina E y minerales como manganeso y magnesio, juegan un papel clave en la producción de energía del cuerpo. Y no te olvides de los vegetales como las espinacas, que aportan hierro, antioxidantes, carotenos, betacarotenos, vitaminas K y del complejo B. Lo que no es recomendable es ponerse con una dieta estricta para intentar solucionar los excesos de las vacaciones. Es mejor ir evitando aquellos platos más calóricos e ir, paulatinamente, introduciendo aquellos más sanos. Tu cuerpo te lo agradecerá.
- Aprovecha la luz natural. Está demostrado que la exposición a la luz natural tiene una repercusión directa en nuestro estado de ánimo. Aprovecha que aún los días son largos y puedes hacer actividades con la luz del día. En casa apuesta por ventanas de altas prestaciones que permitan la entrada de la mayor cantidad de luz natural pero que garanticen el mejor aislamiento tanto térmico como acústico.
- Haz actividades al aire libre. La actividad física regular reduce el estrés y mejora el humor. Prueba a dar un paseo tranquilo a última hora del día para desconectar. O mejor aún, a primera hora, para cargarte de energía de cara a toda la jornada.
- Busca una nueva afición. Sin marcarse objetivos rígidos, se trata de realizar alguna actividad que nos resulte agradable, como retomar el deporte, aprender a pintar o acudir a clases de idiomas. Algo que nos apetezca y nos aporte placer. En ese sentido, poner límites al trabajo y dedicar tiempo a nuestra vida personal también nos ayudará a volver a la rutina y, en general, a nuestra vida diaria.
- Cuida tu higiene del sueño. Retomar cuanto antes una rutina para dormir te será de gran ayuda. Hay que olvidarse de levantarse sin hora o echarse una siesta para recuperar unos horarios más estables.
- Procura que sea un proceso gradual. En líneas generales, lo mejor es ir adaptando poco a poco los horarios antes de hacerlo de golpe el primer día de vuelta al trabajo. Además, durante los primeros momentos y días, intenta regular el nivel de actividad. Es bueno ir de menos a más, para sentirse más competente.
- Cuidado con las listas de propósitos. Es positivo retomar la rutina con una serie de objetivos marcados, pero hay que tener cuidado para que no se conviertan en una obsesión, para que no condicionen nuestro día a día, ni que tampoco nos lleguen a frustrar si no los cumplimos.
- Aprender a manejar el estrés o, por lo menos, intentarlo. Para ello, nos pueden servir de ayuda técnicas como la meditación, el yoga y la respiración profunda. ¡Nunca es tarde para aprender!
La vuelta a la rutina y sus nuevos comienzos puede ser tanto un desafío como una oportunidad. Con la preparación adecuada, una mente más abierta y el enfoque en el autocuidado, es posible enfrentar la vuelta a la rutina con optimismo y energía renovada.