Dentro de nuestra vivienda los niños pueden ser propensos a sufrir problemas dermatológicos. Te contamos cuáles son las causas y cómo remediarlo.
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano; lo es en términos de peso (2,5 y 4 kilos) y en términos de superficie (aproximadamente 1,67 metros cuadrados). Separa el interior del cuerpo del mundo externo ayudando a proteger contra bacterias y virus que puedan causar infecciones, ayuda a percibir el mundo externo (si hace frío o calor, si está húmedo o seco) y regula la temperatura del cuerpo. Es una especie de “armadura” contra los agentes externos.
Las enfermedades que irritan, obstruyen o inflaman la piel pueden causar síntomas tales como enrojecimiento, inflamación, ardor y picazón. Las alergias, los irritantes, la constitución genética y algunas enfermedades y problemas del sistema inmunológico pueden causar dermatitis, ronchas y otras afecciones en la piel.
Los niños son especialmente vulnerables a los agentes externos. Las particularidades de la piel del niño y la existencia de enfermedades específicas de la edad infantil provocan en los adultos cierto alarmismo infundado en muchos de los casos por el desconocimiento.
Características que pueden influir en problemas dermatológicos de los niños
Muchas de las causas de los problemas dermatológicos que aparecen en los niños son totalmente independientes del ámbito en el que se encuentren. Sin embargo, muchos otros, sobre todo aquellos de origen alérgico, están directamente relacionados con el entorno.
Por diferenciarlos en dos campos se podría hacer una división entre los que están provocados por microorganismos o los que surgen por causa de sustancias químicas.
– Problemas dermatológicos provocados por microorganismos. Están relacionados o bien con contagios directos, los cuáles son inevitables en muchas ocasiones o se previenen mediante métodos que nada tienen que ver con las características de la vivienda, o bien mediante contagios indirectos, es decir mediante un vector contaminado.
En este punto juega un papel muy importante la humedad, debiéndose evitar por todos los medios que la ropa permanezca mojada al volver de una piscina, o de hacer deporte o incluso después de ser lavada. Es conveniente que esa ropa se lave inmediatamente, con agua caliente y sea secado al sol o mediante secadora, de este modo se evitará que muchos microorganismos se desarrollen y favorezcan contagios en los tipos de piel más delicadas como son la de los niños.
– Problemas dermatológicos provocados por sustancias químicas. En segundo lugar y con mayor influencia en el estado de nuestra casa, encontramos aquellas afecciones dermatológicas de origen alérgico. Por nombrar algunos puntos muy importantes, hay que vigilar los productos con los que se lava la ropa, ya que esta pasa mucho tiempo en contacto con la piel, la calidad del agua de ducha y de lavado.
Además hay que estar atentos a geles, jabones y champús, ya que muchos de ellos no sólo pueden producir alergias sino que si están incorrectamente formulados pueden ocasionar otra serie de problemas en los más pequeños.
Por último un punto fundamental es la correcta ventilación en los hogares y una buena limpieza, ya que la carencia de ambos puede producir la acumulación de suciedades que también pueden dar origen a problemas en la piel.
Todos estos consejos son muy buenos a la hora de prevenir posibles padecimientos, pero una vez que estos aparecen hay que acudir inmediatamente a un dermatólogo que determine las causas exactas y así poder poner remedio de inmediato.