El invierno siempre trae consigo la llegada de ciertos virus como la gripe. Sin embargo, este año ha irrumpido con mucha fuerza uniéndose a un aumento de casos de COVID. En nuestra mano está protegernos fuera y dentro de casa.
Vacunarse, evitar los espacios con muchas multitudes, mantener la distancia de seguridad… son algunas recomendaciones que podemos seguir para evitar contagiarnos de la gripe o de cualquier virus respiratorio. En Vivienda Saludable sabemos que en nuestro hogar también podemos protegernos de ellos con una serie de sencillas medidas, que van desde el uso de mascarillas, hasta practicar una buena higiene y ventilación:
- Lavarse las manos: es importante lavarse las manos con frecuencia, especialmente después de toser, estornudar o haber estado en contacto con alguien que esté enfermo. Se recomienda frotarlas durante, al menos 20 segundos, y prestar atención a las zonas entre los dedos, el dorso de las manos y debajo de las uñas. Es una medida simple que deben poner en práctica todos los miembros de casa, incluidos los niños.
- Limpiar y desinfectar superficies con más frecuencia: zonas de mucho contacto como pomos, interruptores de la luz, encimeras y aparatos electrónicos (por ejemplo, el teléfono móvil), deben ser higienizadas todos los días o varias veces al día, especialmente cuando hay alguien enfermo en casa. Limpia con productos que sean adecuados para cada superficie y sigue las instrucciones que aparecen en las etiquetas de los productos. También es recomendable lavar a fondo los objetos que entren en contacto directo con la persona enferma, como la ropa de cama, las toallas y los objetos personales.
- Cuidado al toser o estornudar: si no tienes a mano un pañuelo (mejor desechable en caso de estar con algún virus) cuando toses o estornudas, se recomienda utilizar la cara interior del codo o la manga superior en lugar de las manos, que pueden trasmitir fácilmente el virus a las superficies que toques. De cualquier manera, es más efectivo el uso de mascarillas, para una mayor contención del virus.
- Proteger al enfermo: es clave aislar al enfermo en la medida de lo posible, por ejemplo, haciéndole dormir en una habitación separada, si es factible, y utilizando un cuarto de baño separado si lo hay. Esto puede ayudar a evitar que el virus se propague a otros miembros de la casa y a minimizar el riesgo de que varias personas se pongan enfermas al mismo tiempo. En esa misma línea es prioritario no compartir utensilios, como vasos para beber y otros objetos personales que puedan transmitir el virus de una persona a otra.
- Ventilar siempre: Se suele decir que bastan 10/15 minutos al día para ventilar correctamente una estancia. Sin embargo, el momento más adecuado del día y el tiempo que se debe dedicar a la ventilación depende del clima o del uso de la vivienda. En invierno, si podemos, viene bien ventilar en el momento más caliente, hacia el mediodía, o aprovecharnos del momento en que incida más el sol. Las recomendaciones sanitarias si hay un enfermo en casa por virus respiratorio, es ventilar un mínimo de 10 minutos tres o cuatro veces al día para asegurar una correcta renovación del aire. Por otro lado, mantener un nivel de humedad interior cómodo y moderado también puede ayudar a reducir la supervivencia del virus de la gripe en el aire y en las superficies. Utilizar un humidificador durante los meses más secos puede ser beneficioso para crear un entorno menos favorable a la propagación y supervivencia del virus de la gripe.
Sobre todo, es importante mantener y/o aumentar las medidas de higiene en nuestro entorno y con nosotros mismos para intentar pararles los pies a los virus este invierno.