Las calderas de condensación se han convertido en una de las mejores alternativas para lograr calentar nuestro hogar y/o obtener agua caliente sanitaria al mismo tiempo que protegemos al medio ambiente. ¡Conócelas!
Las calderas de condensación se caracterizan por aprovechar la energía latente del vapor de agua. Para ello, calientan el agua a una temperatura máxima de 60-70 °C (en vez de los 90 °C de las calderas normales) y evacuan los gases a temperaturas inferiores a las de condensación (100 °C a nivel del mar).
Es decir, operan de la misma manera que las calderas de baja temperatura, pero su capacidad para reutilizar la energía de los gases de escape, les permite alcanzar rendimientos superiores de hasta 109%, frente al 70-90% de las convencionales.
¿Cómo transportan el calor?
Las calderas de condensación suelen transportar el calor que generan a través de dos sistemas:
- Radiadores – Que permutan el calor entre el agua caliente y el espacio que se va a calentar.
- Suelo radiante – En este método, una serie de tubos ubicados por debajo del suelo se encargan de distribuir el agua caliente homogéneamente por todo el hogar.
Ventajas de las calderas de condensación
Por otra parte, las calderas de condensación son capaces de regular la temperatura en función de la demanda energética de un hogar y pueden llegar a producir ahorros mayores al 25% con respecto a una caldera tradicional.
Son aptas para sistemas centralizados en edificios, viviendas unifamiliares o pisos, muy silenciosas para que durante su funcionamiento no molesten a nadie y de mantenimiento rápido y sencillo.
Además, son unos aparatos respetuosos con el medio ambiente debido a que los gases que emite son menos contaminantes que los otros tipos de calderas, y sus emisiones de CO2 son más bajas por su cuidado sistema de combustión, su mayor rendimiento y su reducido consumo de combustible.
Por todas estas cualidades, las calderas de condensación reciben subvenciones e incentivos para su instalación como los planes de incentivos del 2015 que propusieron una ayuda para cambiar las calderas antiguas por calderas de condensación y desde el 26 septiembre de 2015 es obligatoria la fabricación y distribución únicamente de calderas de condensación para que los ciudadanos puedan beneficiarse de sus ventajas.
De hecho, gracias a sus particularidades, las calderas de condensación han logrado ostentar el título de las calderas más eficientes del mercado.