La iluminación, el paisajismo y el color de nuestras viviendas nos pueden ayudar a ahorrar dinero en la factura de final de mes. Descubre a continuación cómo.
En vivienda saludable queremos sumarnos a la tendencia generalizada de la arquitectura bioclimática. El otro día vimos la primera parte de esta serie. Ahora presentamos su continuación.
Debemos saber que podemos evitar ganancias de calor en verano mediante sistemas evaporativos y de rociado de agua, basados en el hecho de que los líquidos necesitan un aporte de energía para cambiar de estado y evaporarse. Así, colocar una cortina o lámina de agua en una pared aumenta la sensación de confort en verano, ya que el calor es absorbido por el agua al evaporarse y, de esta forma, la pared se mantiene a una temperatura menor, con el consiguiente efecto refrigerante en el interior de la vivienda.
Color
Actuando sobre aspectos como el color de los muros o los tejados, podemos ahorrar energía. En Andalucía, por ejemplo, se pintan las casas de blanco para evitar una ganancia excesiva de calor; mientras que en la zona norte de España, los muros y tejados de las casas son de colores oscuros, que absorben más calor.
Paisajismo
Los árboles, setos, arbustos y enredaderas, ubicados en lugares adecuados, no sólo aumentan la estética y la calidad ambiental, sino que además proporcionan sombra y protección ante el viento. La fotosintética enfría el aire y se puede lograr una pequeña bajada de temperatura, de entre 3 y 6°C, en las zonas arboladas.
Asimismo, los árboles de hoja caduca ofrecen un excelente grado de protección del sol en verano y permiten que el sol caliente la casa en invierno. Además, si rodeamos de vegetación autóctona el edificio (plantas aromáticas, brezo, etc.), en lugar de pavimento de cemento, asfalto o similares, lograremos disminuir la acumulación de calor y evitar un importante consumo de agua.
Iluminación
Puede ahorrarse energía en iluminación a través de diseños que consigan la máxima ganancia de luz, sin un sobrecalentamiento indeseado.
La luz natural que entra en la vivienda depende de muchos factores, no sólo de la iluminación exterior, sino también de los obstáculos, de la orientación de la fachada, del tamaño de los huecos y espesor de los muros, del tipo de acristalamiento, de los elementos de control solar existentes (persianas, toldos…), etc. Iluminación natural
Para conseguir optimizar la iluminación natural se precisa una distribución adecuada de las estancias en las distintas orientaciones del edificio, situando, por ejemplo, las habitaciones que se utilicen más durante el día en la fachada sur.
Construir una vivienda saludable es una necesidad para estarlo.